-Sin lugar a dudas este es el lugar más bonito en el que he estado. -Te comprendo teniendo en cuenta que te he tenido encerrada todo este tiempo. -Sí, la verdad es que no logro comprender por qué has tardado tantísimo tiempo en liberarme. -Lo sé. Miedo supongo. Nunca sabes si tu mente te puede traicionar. -Yo nunca lo haría. -Ya. Pero no sé si yo sí.
-¿Qué está bebiendo? -Zumo de uva. -¿Me deja probarlo? -Claro ¿por qué no? -No está bueno. -Ya, ya lo sé. -¿Y por qué lo ha pedido? -Por si quería probarlo.