jueves, 21 de enero de 2010

Cada noche

Vuelvo a ver la redifusión del programa de la tarde.
Ya es de madrugada, debería acostarme si mañana quiero aprovechar el día, pero qué más da, no creo que esta incómoda tos me permita dormir en toda la noche.

Pensándolo bien, me doy cuenta de que la tos tampoco me va a permitir reescuchar el programa.
En realidad tampoco me importa, no tiene sentido ni verlo ni escucharlo de nuevo.

Me fumaré un cigarro, me tomaré la medicina y me iré a la cama en cuanto termine con esto.

Me siento como una niña. Con tos de vieja, pero como una niña.

Acabo de enamorarme de un vampiro.

Y sigo pensando en aprovechar el día de mañana.

Simpleza

-Hay que comprar otro cerebro De.
-¿Qué me dices? ¿Qué ha ocurrido?
-Sabes perfectamente lo que ha ocurrido, ya te lo advertí, pero como siempre, caso omiso.
-Por favor Tritus ¡me estás poniendo nervioso!
-¡Este está podrido! ¡Te lo dije, te lo dije, te lo dije!
-¿Cómo que podrido? ¿Podrido, podrido, podrido del todo?
-Si De, totalmente inutilizable.
-Pero si me fijé bien en la etiqueta para no equivocarme como la vez anterior y ponía bien claro que no era plano.
-Mira De, imagino que hay millones de cerebros diferentes, que no sea plano no quiere decir que sea el que necesitamos. Al parecer con esto no es suficiente.
-¡Santo cielo Tritus! ¿Y qué haremos entonces?
-No me agobies De, no me agobies.
¿Sabes lo que cuesta pensar sin el aparato adecuado?
Claro que lo sabes…Aunque no lo sepas, tú tampoco tienes cerebro.