domingo, 14 de junio de 2009

Inesperado día gris

-¿Qué encontramos esta mañana de caluroso sol y fresca brisa?
-Bueno en realidad no son precisamente buenas noticias lo que tengo que decirle…
-Adelante, adelante, no exagere, ya le anticipo que nada podrá nublar esta magnífica mañana de verano.
-Pues verá Señor…
-Diga, diga, no se acobarde, nada puede ser tan malo.
-Señor… Inesperado, su perro, ha vuelto a orinar en el sofá…
-¿Pero cómo ha podido ocurrir? ¡No puede ser!
-Se lo advertí Señor, no eran buenas noticias.
-Cuánta razón tenías, ¡cuánta razón! Cierra las cortinas, el día hoy es gris.

Lupa

Y siguiendo con esto de qué haría si yo tuviera, vamos a ver qué haría con una lupa.

Si tuviera una lupa la utilizaría para algo que jamás he hecho y que me llama enormemente la atención, y esto es quemar hormigas con ayuda de la luz del sol.
¿Un tanto extraño verdad?
Bueno, es lo que yo haría.

Esto te cuento

Entre tanto, me quedo en blanco, y pensando, escribo algo, no mucho, lo justo, poco a poco, sin demasiada fluidez.

Dos jirafas, una con el cuello muy largo muy largo (natural) y la otra pobre, todo lo contrario, como encogida,
¿Cómo se ha de sentir la segunda jirafa?
La primera le ha contado que lo normal siendo una jirafa es tener el cuello del largo que ella lo tiene, y claro la jirafa encogida no entiende entonces por qué ella no es así, por qué ella está “mal hecha”.
La segunda jirafa tiene dos opciones:
O bien cree a pies juntillas lo que la primera afirma, o por el contrario decide pensar que quizás la que está “mal hecha”no es ella, si no su compañera cuellilarga.
¿Qué hará la jirafilla?

¡Ah bueno!
Se me ocurre una tercera opción.
¿Por qué no mejor pensar que no importa como sean las jirafas bien hechas?
¿Por qué no simplemente aceptan que cada una es como es?

Quizás si se lo cuento acaban pensando lo mismo…

Bufanda y guitarra

¿Y si yo tuviera una bufanda? ¿Y si tuviera una guitarra?
Vamos con lo primero.


Si tuviera una bufanda podría:

Ponérmela alrededor del cuello para protegerme del frío.
Ponérmela alrededor del cuello y de la cara para protegerme aún más del frío.
Ponérmela entre las manos como si fueran unos guantes para lo mismo, protegerme del frío…
También podría darle otros usos totalmente distintos como puede ser usarla a modo de fregona y limpiar las gotas de colacao que se me han caído al suelo.
O colocármela sobre la cabeza como si se tratara de un nuevo y ultramoderno tocado.
Extenderla sobre la mesa del comedor y servir encima la comida como se hace encima de un mantel.
Tirarla en el suelo, subirme encima e imaginar que se trata de una tabla de snow y que voy a toda mecha curva tras curva sobre la espesa nieve.
Ponerla alrededor del cuello de mi perro, pero en este caso no para protegerlo del frío, si no para llevarle de paseo.
Ponerla alrededor del cuello y de la boca de mi perro, sólo para reírme.
Podría también tirarme en el sofá a echarme una siesta y darle el uso que tiene una manta, pero sería un poco incómodo porque es muy pequeña y además dormir la siesta es muy aburrido.

Ahora vamos a ver qué haría si tuviera una guitarra:

Bueno si tuviera una guitarra lógicamente, la tocaría. Como si fuera una gran estrella del rock and roll.
Y ya está, no se me ocurren más cosa que poder hacer con una guitarra, por lo que creo que opto por conseguir como sea una bufanda.

Dependencia

¿Sabes esto que uno siente cuando de pronto sufre una decepción, tan por sorpresa, tan inesperada, tan imprevista y repentina?
Así se debió sentir el caracol cuando esperó y esperó y al fin comprobó que su concha no volvería a por él.
Es lo que tiene depender de algo o de alguien.

¿Llegarás?

Por el camino, todo arena…
En el trayecto, qué cansancio…
Al ir llegando, más arena…
¿De verdad te compensa pasarte la vida dando vueltas por el mismo desierto?

Diferente

Con las dos manos abiertas, los pies estirados, la ceja alzada y la sonrisa muy marcada, ¿qué puede esperar que piensen de ella las demás gárgolas de la torre?
Nada bueno, está claro.