miércoles, 22 de julio de 2009

De hierro, de mantequilla

Si, cómo lo sabías.
Un echarte de menos infinito, un infinito echarte de menos.
Y así y así… y así y así… mientras echo lo demás de más, mientras intento no echarte de menos.
Si, cómo lo sabías.

Flores de Su Luna

Poco a poco, muy poco a poco, la tristeza, se va evaporando y dejando flores tras de si.
Sí, sólo eso, flores. Perfectas margaritas blancas, alucinantes rosas azules.
Pero eso sólo lo saben Ella y la Luna.
Su Luna, su Ella.

Verano de cambios

Pelo castaño, cada vez más claro a causa del sol.
Largo y liso, muy largo, muy liso.
¡Qué vestido! El que siempre quiso.
Ahí va, tranquila y serena, con ganas, con ganas como nunca.
Caminando con paso firme, aunque tropezando a menudo.

Disfrutando de los olores tan increíbles que le ofrece esa ciudad en esta época del año.
Observando las flores, observando los coches, analizando los distintos caminares de las diferentes personas. Cada una un mundo, piensa.
Qué sonidos y qué ruidos, todos mezclados por este camino, haciendo de éste un paseo enormemente agradable.
Le ha costado mucho. A veces no se reconoce.
Gesto feliz y relajado, antes siempre estaba ajado.